Tendencias:
El costumbrismo, donde encontramos dos vertientes:
El cuadro de costumbres: caracterizado por una descripción pintoresca de personajes ambientes y costumbres. Es breve, verosímil, descriptivo, y alaba lo tradicional frente a las influencias extranjeras. Los autores más representativos son: Serafín Estébanez Calderón, Ramón de Mesonero Romanos y Mariano José de Larra.
La novela de costumbres: el interés está en lo que rodea al autor, no en la historia. La mejor representante de la novela costumbrista en castellano es Cecilia Böhl de Faber, que escribió bajo el pseudónimo de ‘Fernán Caballero’. Esta escritora estaba interesada en retratar vidas que sean reflejo de la realidad española.
La novela histórica: el autor elige un hecho real que le sirva como excusa para desarrollar una acción en la que mezcla historia, leyenda y ficción. Suele ambientarse en épocas anteriores, principalmente medievales. Walter Scott establece los cánones que sirven como modelo a los autores europeos. La novela histórica en España se consolida hacia 1830, y tiene autores muy conocidos, como José de Espronceda, Enrique Gil y Carrasco o Mariano José de Larra.
Las leyendas: se caracterizan por reflejar un mundo lleno de fantasía y misterio con todos los elementos románticos (amor imposible, lo sobrenatural, costumbrismo, ruinas, ambientes nocturnos, épocas pasadas…). Destacan las de Bécquer.