Movimiento artístico fundado en Italia por Marinetti, quien redactó el Manifiesto del Futurismo (1909).
Movimiento artístico fundado en Italia por Marinetti, quien redactó el Manifiesto del Futurismo (1909).
Procede directamente del cubismo (los primeros cuadros lo son), pero evoluciona hacia una estética diferenciada y caracterizada por su obsesión por representar la velocidad.
Características:
Estructuras del movimiento: tiempo, velocidad, energía, fuerza, etc.
Contenido relacionado con el mundo moderno, las ciudades y los automóviles, su bullicio y dinamismo, máquinas, deportes, guerra, etc.
Uso de formas y colores para generar ritmos.
Colores resplandecientes.
Transparencias.
Multiplicación de líneas y detalles, semejantes a la sucesión de imágenes de un caleidoscopio o una película.
Umberto Boccioni, Dinamismo de un ciclista, 1913
Joseph Stella, Battle of Lights, Coney Island, 1913-14
En la literatura:
Exaltación del progreso técnico y nuevos inventos como el cine, el avión, el tren, la luz eléctrica o la maquinaria militar.
Técnica para dar sensación de velocidad y ritmo rápido de la frase. Se eliminan los signos de puntuación, preposiciones, determinantes y adjetivos.
Abrazarte
Cuando me dijeron que te habías marchado
Adonde no se vuelve
Lo primero que lamenté fue no haberte abrazado más veces
Muchas más
Muchas más veces muchas más
La muerte te llevó y me dejó
Tan solo
Tan solo
Tan muerto yo también
Es curioso,
Cuando se pierde alguien del círculo de poder
Que nos-ata-a-la vida,
Ese redondel donde sólo caben cuatro,
Ese redondel,
Nos atacan reproches (vanos)
Alegrías
Del teatro
Que es guarida
Para hermanos
Y una pena, pena que no cabe dentro
De uno
Y una pena, pena que nos ahoga
Es curioso,
Cuando tu vida se transforma en antes y después de,
Por fuera pareces el mismo
Por dentro te partes en dos
Y una de ellas
Y una de ellas
Se esconde dormida en tu pecho
En tu pecho
Como lecho
Y es para siempre jamás
No va más
En la vida
Querida
La vida
Qué tristeza no poder
Envejecer
Contigo.
Filippo Tommaso Marinetti
El primero que se mostró sensible al futurismo italiano en España fue Ramón Gómez de la Serna, auténtico precursor de la vanguardia española, y de lo que años después se conocería como el ultraísmo español. En su revista Prometeo, publicada en abril de 1909, tradujo el manifiesto futurista que había salido a la luz tan solo unos meses antes.